
Llegar a lo más alto del rock no es cosa fácil. Ya lo dijo AC/DC en su segundo disco T.N.T: “It’s a Long Way to the Top (If You Wanna Rock ’n’ Roll)”. No sólo se trata de talento, sino también de superar incontables barreras que se presentan en el camino a la fama. Pero hay un grupo de rock, que la tuvo especialmente difícil, y que ante todo pronóstico, cambiaron la historia del género. Estamos hablando de The Runaways, la primera banda de hard rock hecha por puras mujeres.
The Runaways, mucho más que una banda de hard rock, es una historia de remar contra corriente, de desafiar las costumbres, y de sobresalir en una industria dominada por hombres. Al final del día, el rock en los 70 no era muy diverso en términos de género que digamos y la mujer era mejor vista como la groupie que sigue a la banda a donde quiera que fueran.

Específicamente, en el año de 1975 fue cuando comenzó a escribirse la historia de The Runaways. Fueron Joan Jett y Sandy West (guitarra y batería) quienes se juntaron de la mano del productor Kim Fowley por primera vez. The Runaways, un grupo de rock de mujeres, eran una visión de Fowley, pero realmente fue la chispa entre ambas la que hizo funcionar a la banda.
Posteriormente, se les unió Jackie Fox, quien sustituyó a Miki Steele, y finalmente entraron Cherie Currie en voz y la poderosa guitarra de Lita Ford. Oficialmente, el primer gurpo de rock compuesto únicamente por mujeres se había formado. Había llegado una fuerza que chocaba con el mundo masculino del rock, pero con lo que el mundo no contaba, es que este quinteto de mujeres esta más que listo para hacer verdadero hard rock. Mejor que el que muchas bandas lo hicieron en aquellos tiempos.

Tan sólo un año después de su formación, The Runaways lanzaría su álbum debut homónimo con rolas como “Cherry Bomb” o “You Drive Me Wild” consiguiendo un éxito moderado en Estados Unidos. Esto les bastó para conseguir abrirle a grupos como The Ramones o Van Halen, sin embargo nunca llegaron a conseguir el respeto que se merecían. Siendo abucheadas y humilladas en algunas de sus presentaciones. Y sí, por ser mujeres…
Por más que algunos de sus fanáticos acuñen la frase “el rock es cultura”, en aquellas épocas (y un poco todavía), no había mucha cultura de inclusión en el género que digamos. En un ambiente dominado por la misoginia, no había lugar para que la industria tomara en serio a a unas adolescentes. En su momento se les catalogó como un producto prefabricado y un show de entretenimiento pese a su inminente talento.
En un lapso de cuatro años, las rockeras lanzaron cinco discos y salieron de gira recurrentemente. Si bien con su segundo disco Queens of Noise consiguieron hacerse de un nombre en la escena punk, fue en Alemania, Canadá, Australia y Japón que fueron un fenómeno.

Irónicamente, cuando la banda disfrutaba su momento más grande hasta la fecha, fue cuando se empezó a desmoronar por completo. Las chicas se encontraban de gira por Japón. Lugar que las recibió como estrellas con un especial de televisión y varios conciertos completamente vendidos.
Fue de gracias a su productor Kim Fowely, que la banda empezó a tener problemas. Jackie Fox ha declarado que él es culpable en gran parte de la ruptura de The Runaways fomentando las peleas internas en la banda y quedándose con la mayoría de las ganancias. También abusó verbal y físicamente de ellas para asegurar el control de la banda. Por otro lado, los agotadores viajes, las interminables fiestas, los tediosos ensayos y los duros conciertos terminaron por derramar el vaso.
Durante esa misma gira, fue que Jackie Fox abandonó el grupo, y Cherie Currie se salió en cuanto pusieron un pie en Estados Unidos. Tras la partida de ambas integrantes, The Runaways lanzó dos discos más antes de separarse por diferencias creativas.